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11/10/14

I'm back, bitches!


¡Buenas noches, lectores! ¿Cómo les va, tanto tiempo? Ante todo les debo una inmensa disculpa. Hace casi un mes que no publicaba absolutamente nada. Me llegaron emails y mensajes en la página de Facebook preguntando por qué me ausentaba. La respuesta es muy sencilla: estoy escribiendo dos libros a la vez y eso me lleva bastante tiempo. Ya tienen nombre, lo cual me pone muy feliz, y forman parte de una misma serie. Decir que estoy emocionada es poco. Es mucho más que eso. De todos modos, quería disculparme por no aparecer. Dado que estoy yo sola en el blog, es muy difícil publicar entradas mientras estoy escribiendo. De hecho no he leído ningún libro hace bastante. El último que leí fue Breakable, de Tammara Webber. Como lo leí en un foro y no lo tengo en pdf, no quise hacer todavía la reseña. Sin embargo la voy a hacer muy pronto. Ese libro me fascinó. Para los que no lo saben, Breakable es la continuación de Easy. Pueden ver la reseña acá.

Bueno, basta de excusas. Hoy vengo con algo que encontré por ahí. Se trata de algo relacionado con Vampire Academy. Los que hayan leído la saga, como yo, conocen tanto a Rose como a Dimitri. Lo que les traigo es el momento en que se conocen, desde el POV de él. ¿Ansiosos? :D

'El Encuentro' POV Dimitri Belikov

"¡Dimitri!"

Me volví instantáneamente al escuchar mi nombre, echándole una mirada asesina al guardián que se acercaba a mí en la oscuridad. ¿En qué estaba pensando? Todos los que estábamos aquí fuera esta noche sabíamos lo esencial que era mantenernos en secreto. No importaba que fuera joven y que simplemente estuviera entusiasmado por su primera gran misión. No había margen para cometer errores, no cuando esta era la única oportunidad que habíamos tenido en un año. Dándose cuenta de su error, intentó parecer arrepentido, pero no era suficiente.

"Lo siento", bajó la voz hasta convertirla en un susurro y golpeó la oreja. "El auricular no me funciona. Hemos registrado la casa, pero ya se habían ido. Deben de haber sido avisadas, quizá tengan espías en los perímetros de las calles". Mientras el entusiasmo volvía a adueñarse de él, el joven guardián -Laurence- empezó a hablar más rápidamente. "Estaba pensando sobre eso. Probablemente tienen una red entera de gente trabajando para ellas. Tiene sentido, ¿no? ¿Cómo si no han conseguido estar fuera de nuestro alcance tanto tiempo? ¡No hay manera de decir cuánta gente puede estar implicada en esta conspiración! ¡Podríamos enfrentarnos a un ejército esta noche!"

No dije nada y no mostré ninguna expresión mientras meditaba sobre lo que había dicho. Era un misterio como una pareja de adolescentes se las había apañado para escapar de ser detenidas durante dos años, especialmente cuando una de ellas era una privilegiada princesa Moroi y la otra una delincuente dhampir con un historial de faltas disciplinarias que había sobrepasado los récords de la escuela. Cuando me uní a la plantilla de St. Vladimir el año pasado me enteré del caso de la princesa, y estaba honestamente sorprendido de que las chicas no hubieran metido la pata hasta ahora. Tener cómplices podría explicar cómo han permanecido tanto tiempo escondidas... Pero nunca hemos tenido datos, ni siquiera la más mínima pista de que los tuvieran, menos aún "una red entera de espías" o "un ejército".

Mi silencio hizo que Laurence se pusiera nervioso, ya no sonreía. "Eso es irrelevante ahora" le dije. "Y no tiene sentido sacar conclusiones cuando-"

"¿Dimitri?" una voz de mujer sonó en mi auricular. "Tenemos imágenes de ellas. Se están acercando al cruce de Brown con Boudreaux, por el norte."

Sin decirle ni una palabra más a Laurence, me di la vuelta y me dirigí a las calles indicadas. Lo escuché correr detrás de mí, pero sus zancadas eran más cortas, y no podía mantener el ritmo. Intenté mantener la calma mientras los latidos de mi corazón se disparaban, pero era difícil. Lo teníamos. Lo teníamos. Íbamos a encontrarla finalmente: Vasilisa Dragomir, la princesa perdida, la última de su línea. Aunque todos los trabajos como guardián eran honorables -incluyendo instruir a futuros guardianes- parte de mí necesitaba algo más en St. Vladimir. Cuando me enteré de la situación de la princesa Dragomir y cómo se había escapado de la escuela, hice que encontrarla fuera un proyecto personal, guiado por pistas que otros habían dicho que eran inútiles.

¿Yo? Yo no creía en lo inútil.

Disminuí el ritmo conforme me acercaba a la intersección, permitiendo que Laurence me pudiera alcanzar. Una mirada rápida me reveló las formas oscuras de otros guardianes acechando en las sombras y detrás de otros objetos. Este era el lugar que habían escogido para interceptarlas. Rápidamente, me aparté de la carretera y me escondí detrás de un árbol, urgiendo a Laurence a que hiciera lo mismo con una sacudida de cabeza. No tuvimos que esperar mucho. Mientras echaba un vistazo desde el filo del árbol, vi dos figuras femeninas acercarse, una prácticamente arrastrando a la otra. Al principio asumí que debía ser la dhampir que estaba ayudando a la princesa, pero conforme se acercaban, sus constituciones físicas y alturas revelaron que era exactamente lo contrario.

No tenía tiempo para sopesar esta rareza. Cuando estaban a menos de un metro de mí, rápidamente me metí en medio, bloqueándoles el paso. Pararon de repente, y cualquier debilidad que la chica dhampir hubiera sufrido antes, ahora se había desvanecido. Cogió a la princesa bruscamente por el brazo y la puso detrás de ella, de manera que el cuerpo de la dhampir sirviera de escudo, manteniéndola lejos. Alrededor nuestro, más guardianes comenzaron a tomar posiciones, adoptando posturas defensivas pero sin avanzar esperando mi consentimiento. Los ojos negros de la chica dhampir los registraron, pero mantuvo su atención centrada en mí.

No sabía que esperar de ella, quizá trataría de salir corriendo o suplicaría por su libertad. En cambio, cambió su postura hacia uno incluso más defensiva delante de la princesa y habló en una voz que era poco más que un gruñido: "Déjala en paz. No la toques."

La chica no tenía ninguna posibilidad, la sobrepasábamos en número pero aún así estaba a la defensiva, como si yo fuera el que estuviera en desventaja. En momentos como este, estaba agradecido de que mis instructores en Rusia me hubieran grabado en el cerebro que tenía que contener mis sentimientos - porque estaba sorprendido. Muy sorprendido. Y mientras observaba a la chica dhampir, de repente entendí perfectamente cómo habían conseguido eludirnos tanto tiempo. ¿Una red de cómplices? ¿Un ejército? Laurence había sido un tonto. La princesa no necesitaba nada de eso, no cuando tenía esta protección.

Rose Hathaway.

De ella radiaba una pasión e intensificad que casi parecían palpables. La tensión cubría cada parte de su cuerpo mientras me miraba, retándome a hacer el primer movimiento. Poseía una fiereza que no había esperado - que nadie había esperado, me di cuenta, porque nadie se había molestado en ver algo más que sus registros de faltas delictivas. Pero había una mirada en sus ojos ahora que decía que esto no era ninguna broma, que moriría mil veces antes de dejar que alguien hiciera daño a la chica que tenía a su espalda. Me recordó a un gato salvaje que estaba arrinconado, elegante y precioso - pero capaz de clavarte sus garras en la cara si lo provocabas.

Y sí, incluso con poca luz pude ver que ella era hermosa -en una forma mortal- y esto también me impresionó. Sus imágenes no le habían hecho justicia. Largo, oscuro cabello enmarcaba un rostro lleno de la clase de belleza con bordes duros contra el que un hombre podría lanzar su corazón fácilmente. Sus ojos, aunque llenos de odio hacia mí, se las arreglaron para ser atractivos, lo cual sólo le añadía peligro. Ella podría estar desarmada, pero Rose Hathaway estaba en posesión de muchas armas.

No quería pelearme con ella y levanté las manos para intentas apaciguarla mientras me acercaba. "No voy a-"

Y ella atacó.

La vi venir y no estaba sorprendido por la acción en sí como porque lo hubiera intentado con todas las posibilidades en su contra. ¿Debería haberme sorprendido? Probablemente no. Mientras la observaba, vi claramente que Rose estaba deseando hacer cualquier cosa y luchar contra quien fuera para proteger a su amiga. Admiraba eso -lo admiraba mucho- pero eso no me impidió moverme y bloquear su ataque. La princesa era todavía mi meta. Y aunque Rose podía tener pasión y desafío, su ataque había sido patoso y fácil de rechazar. Había estado fuera de un entrenamiento formal demasiado tiempo. Se recuperó de mala manera y empezó a caer, y yo recordé cómo había tropezado antes. Como por instinto, alargué el brazo y la sujeté antes de que se golpeara con el suelo, manteniéndola de pie. Ese pelo largo y maravilloso se le retiró de la cara, revelando dos marcas sangrientas en una parte del cuello. Otra sorpresa -pero explicaba la fatiga y la palidez que presentaba. Aparentemente, la devoción que tenía hacia la princesa iba más allá de defenderla. Notando mi escrutinio, Rose se echó hacia atrás para taparse el cuello.

A pesar de su situación desesperada, podía ver su pequeño cuerpo preparándose para otro ataque. Me tensé en respuesta aunque no quería que esta valiente, preciosa y salvaje chica fuera mi enemiga. Quería que fuera... ¿qué? No estaba seguro. Algo más que un altercado en una calle de Portland. Había demasiado potencial en ella. Esta chica podría ser imparable si su talento fuera desarrollado correctamente. Quería ayudarla.

Pero pelearía con ella si era lo que debía hacer.

De repente, la Princesa Vasilisa le cogió la mano a Rose. "Rose. Para".

Durante un momento no pasó nada, y todos nos quedamos parados. Después, lentamente la hostilidad y la tensión se fueron desvaneciendo del cuerpo de Rose. Bueno, no toda la hostilidad. Había un peligroso destello en sus ojos que me mantenían en guardia. El resto de su lenguaje corporal decía que aunque no había admitido la derrota exactamente, había admitido una tregua - al menos mientras yo no le causara motivo para alarmarse.

No planeaba hacerlo. Tampoco planeo subestimarte de nuevo, chica salvaje, pensé, mirándola fijamente. Y me haré cargo de que nadie te vuelva a subestimar nunca más.

Satisfecho de que se hubiera calmado -al menos de momento- pasé mi mirada de sus ojos oscuros y me centré en la princesa. Después de todo, se hubiese marchado o no, Vasilisa Dragomir era la última de su línea real, y había ciertos protocolos que había que seguir. Hice una reverencia delante de ella.

"Mi nombre es Dimitri Belikov. He venido para llevarte de vuelta a la Academia St. Vladmir, Princesa."


¿Qué les pareció? Yo, sinceramente, lo amé. Dimka es uno de mis personajes literarios más queridos. Leer esto me encantó.

Espero poder ir subiendo otras cosas en los próximos días. Tengan un poco de paciencia: Roma no se hizo en un día (? El punto es que estoy bastante ocupada, y me cuesta ponerme al día. Ojalá les haya gustado lo que subí. ¡Que tengan un hermoso fin de semana largo!

¡NOS VEMOS!


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